jueves, 19 de febrero de 2009

Experto en inteligencia emocional asegura que aprender a controlar las emociones propias y ajenas mejora la salud mental

Quien "expresa y controla" sus emociones y las de quienes le rodean tienen menos estrés laboral y más éxito en el trabajo.

Aprender a expresar, comprender y finalmente "controlar" las emociones propias y ajenas es la clave para mejorar la salud mental de un individuo y la productividad de su empresa, también en tiempos de crisis, según el profesor de Psicología de la Universidad de Málaga Pablo Berrocal, coordinador de las I Jornadas de Inteligencia Emocional en el Ámbito de la Salud, que concluyen hoy en Madrid.



Según explicó el profesor Berrocal, quien también participó en estas jornadas promovidas por la Fundación Mutua Madrileña, la inteligencia emocional es "la capacidad que tenemos todos, en parte por genética y en parte como habilidad para desarrollar, para percibir nuestras emociones y las de otros, comprenderlas, expresarlas y canalizarlas en nuestro beneficio".

Lograr este dominio sobre nuestras emociones y las de quienes nos rodean mejora la salud mental y física, optimizando también la productividad de las empresas, ya que, según el experto, "un trabajador contento quiere ir a trabajar y producir lo más posible".

En este proceso, que requiere tiempo y dedicación, lo primero es evaluar el nivel de inteligencia emocional del individuo. "Hay que preguntar si expresa bien sus emociones o las inhibe; si sabe 'capitalizarlas' para potenciar sus aspectos positivos, como la creatividad o la capacidad de decisión, o si por ejemplo, comprende emociones complejas, como los celos o la vergüenza", explicó.

Después, se debe aprender "a vivir las emociones" --también las relacionadas con un alto estrés emocional, como las que pueden darse por ejemplo en un servicio de Urgencias-- y demostrar, dice, "las habilidades con las que se consigue canalizarlas a positivo".

"Aprender a escuchar 5 minutos más"


"En el caso de los profesionales de la sanidad, deben aprender a comunicar malas noticias, a escuchar al paciente cinco minutos más, ya que está demostrado que ésto mejora la relación con él, y en situaciones de estrés, a potenciar los aspectos positivos de nuestro trabajo y aceptar lo negativo, si no es evitable", indicó.

En la relación con los demás, lo principal consiste en optimizar las habilidades que nos permiten intuir cómo se sienten otros y "regular las emociones de los demás con lo que hacemos y dejamos de hacer, algo que todos hacemos todos los días de forma involuntaria y generalmente, negativa, logrando generan en los demás lo no buscado".

Según este experto, la inteligencia emocional de los profesionales de la sanidad ya es un factor a valorar en la selección de personal en Estados Unidos y una materia a impartir en los programas de formación, ya que manejar habilidades sociales "equivale a disfrutar de mejor salud mental, menos ansiedad y depresión y menos problemas con la gente con la que se desarrolla cada día el trabajo".

Fuente: EUROPA PRESS

martes, 17 de febrero de 2009

Un estudio relaciona la dieta mediterránea con una mejor salud mental

Los efectos positivos de esta dieta no se dan sólo por la composición de los alimentos, sino también por el estilo de vida asociado.

La dieta mediterránea influye en una mejor salud mental, según un trabajo del grupo de investigación en Riesgo Cardiovascular y Nutrición del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM-Hospital del Mar), publicado en el British Journal of Nutrition.


El estudio concluye que los efectos positivos de la dieta Mediterránea no se dan sólo por la composición de los alimentos ingeridos, sino también por el estilo de vida asociado a la dieta, como comer más en casa, invertir tiempo en preparar los alimentos o compartir la comida, que contribuyen a mejorar la percepción de bienestar del individuo.

Los resultados han puesto de manifiesto de manera claramente significativa que, tanto en mujeres como en hombres, la dieta mediterránea está asociada con una mejor percepción de las personas de su salud física y mental.

Desde hace tiempo, La dieta mediterránea se ha asociado con la prevención de trastornos cardiovasculares y la mejora de las expectativas de vida, y la calidad de vida, aparte de factores socioculturales, está estrechamente relacionada con el estado físico y mental percibido.

El estudio aporta nuevas y claras evidencias de los beneficios de la dieta mediterránea para la población, y da argumentos para que los responsables en materia sanitaria perseveren en esta estrategia de salud pública.

Fuente: La Voz de Galicia

jueves, 12 de febrero de 2009

La crisis económica y la salud mental

Puestos a vaticinar que puede ocurrir el año que viene con la economía, parece que un buen indicador para saber lo que puede pasar es observar las ventas de pintalabios: siempre que hay crisis se venden más pintalabios (el llamado Leading Lipstick Indicador).



¿Está afectando la crisis económica a la salud mental de las personas? Algunos psicólogos y psiquiatras españoles aseguran que se nota un aumento de las consultas por trastornos emocionales, ansiedad e insomnio secundarios a la crisis.


A lo largo del siglo XX las grandes crisis económicas se asociaron a repercusiones notables para la salud mental individual y colectiva. Por tanto, hay datos suficientes para sospechar que esta crisis puede afectar a la salud mental de las personas. ¿Y eso cómo se explica?


Los niveles socioeconómico bajos y la pérdida de estatus socio-económico se asocian a peores autoevaluaciones de salud. Lo peor es la percepción de inseguridad, la anticipación ansiosa y pesimista del futuro, la rumiación de los problemas... que producen ansiedad e insomnio, los cuales a su vez acaban generando síntomas depresivos y psicosomáticos.



El mayor factor de riesgo para la salud emocional es la percepción subjetiva de disminución de apoyos percibidos: la creencia subjetiva de que llegado el caso no vas a disponer de apoyos externos para salir adelante.

Así pues no es de extrañar que en esta situación los médicos diagnostiquen más trastornos adaptativos con ansiedad y/o depresión y que aumente la prescripción de ansiolíticos y antidepresivos, así como la concesión de bajas laborales.

Fuente: elmundo.es