Los padres y madres se preocupan de llevar a sus pequeños a los controles médicos, pero en contraposición hay una lógica y generalizada reacción de miedo y resistencia.
Es muy común que se amenace a los niños con la figura del médico o enfermera, las jeringas, u hospitales, cuando se portan de manera no opuesta para los adultos que están a su cargo.
El resultado de ello es que los niños llegan a los consultorios con lagrimas en los ojos y temor en las miradas. Todo este escenario médico suelen provocar una dosis importante de ansiedad en los adultos, así que en los pequeños se incrementa aun más.
Autor y fuente: prismasa.org
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