El 50% de los casos de
depresión enmascarada podrían pasar desapercibidos.
Los síntomas más evidentes de las personas que sufren
depresión enmascarada no son ni la
tristeza ni la
melancolía. Se quejan, sobre todo, de problemas como dolor de espalda o fatiga generalizada, síntomas que a menudo confunden al especialista. Ello hace que el diagnóstico se retrase, así como el inicio del tratamiento adecuado, con peligro de que el
trastorno se cronifique. Puede afectar también a la población infantil y esconderse tras
conductas agresivas, problemas en el aprendizaje o dolor de cabeza.
La
depresión enmascarada es una forma de afección silenciosa, pero que puede ser devastadora para la
salud emocional y física de la persona. Esta enfermedad es uno de los principales problemas de salud de la sociedad actual. La mayoría de las personas están familiarizadas con sus síntomas más característicos:
apatía, tristeza, alteraciones en el sueño, pérdida del apetito, disminución del deseo sexual... Son síntomas que afectan a la esfera
psicológica, pero también puede manifestarse con síntomas físicos.
Tras el especialista adecuadoUna
depresión enmascarada o somatoforme se expresa, sobre todo, con síntomas físicos, que pueden encubrir los
síntomas psicológicos. Las manifestaciones más habituales de esta afección, como la tristeza, se ocultan por otros síntomas, como cefaleas, algias, parestesias, vértigos, trastornos cardiacos y problemas digestivos. Cuando la persona que los sufre acude a su médico de Atención Primaria, el especialista se centra en ellos. Muchos pacientes ni siquiera verbalizan que se sienten especialmente
tristes o apáticos.
Cuando lo hacen, puesto que su principal queja es física, es habitual que el médico infiera que la
alteración psicológica está causada por el problema físico y no al revés. Hasta un 10% de los pacientes que acuden a Atención Primaria tienen síntomas de
depresión y se estima que pasan desapercibidos hasta un 50% de los casos. Esto supone un innecesario coste sanitario en tratamientos erróneos, a la vez que se impide que el paciente recupere rápido su salud física y
psicológica. Por este motivo, se ha bautizado como la "frustradora de especialistas". Los pacientes deambulan de un especialista a otro, a la espera de que alguno dé con el origen de su malestar.
Por otro lado, cuando un especialista sospecha que detrás de las quejas físicas podría haber una
depresión enmascarada, detecta un problema añadido: la resistencia del paciente a aceptar el diagnóstico. Los pacientes que sufren este
trastorno, a menudo, no conectan bien con sus
sentimientos y emociones. En las sociedades avanzadas, los síntomas físicos están mejor aceptados, menos estigmatizados, que los psicológicos. Es más sencillo decir que a uno le duele la cabeza, que reconocer que está
triste y se siente solo. Por eso, una de las vías que elige la enfermedad para manifestarse es la física.
Como consecuencia, si el afectado lleva mucho tiempo tras un diagnóstico sin atender a la verdadera naturaleza de su problema, es probable que el
trastorno se cronifique. En cambio, los
psiquiatras saben que, según algunos estudios, el 70% de las personas que sufren
depresión inician la enfermedad con síntomas físicos. Una vez realizado el diagnóstico correcto, tanto los malestares físicos como los
psicológicos mejoran con el tratamiento.
La depresión enmascarada y los niñosEste tipo de
depresión también afecta a los niños. Los síntomas más característicos en la infancia son:
hiperactividad, conducta agresiva, conductas antisociales y trastornos del aprendizaje. Es típico que se quejen, sobre todo, de dolor de barriga y de cefalea o que manifiestan
alteraciones del ánimo, propias de la
depresión habitual, que tapan los síntomas anteriores.
Durante buena parte del siglo XX se consideraba que la
depresión no era un
trastorno que afectara a los niños. Cuando en 1972 se comprobó que también los más pequeños podían sufrirla, la
depresión infantil se bautizó como "
depresión enmascarada" por los psiquiatras Leon Cytryn y Donald H. McKnew. En la actualidad, se acepta que los niños pueden sufrir tanto este tipo de enfermedad silenciosa, como otra forma de manifestación del
trastorno.
Distimia y depresiónLa
distimia es una de las formas más frecuentes de la
depresión enmascarada, que se manifiesta de forma leve aunque crónica. Los motivos más frecuentes de consulta al médico entre los pacientes que sufren
trastorno distímico son los siguientes:
- Molestias gastrointestinales.
- Cansancio, astenia, fatiga.
- Pérdida del deseo sexual.
- Despertar temprano (insomnio tardío).
Autor: Consumer-Eroski
Fuente:
www.consumer.es