lunes, 18 de junio de 2012

Los Asperger reivindican su espacio


La enfermedad tiene distintas manifestaciones y los afectados ven alterada su capacidad de relación con el resto de la sociedad.

La asociación de familias afectadas busca romper el silencio y el desconocimiento sobre el síndrome.
"Incluso hay miembros de mi familia que no saben que tiene síndrome de Asperger". Son las palabras de un padre avilesino que ha accedido a hablar del síndrome diagnosticado a su hijo desde el anonimato. Una actitud que es frecuente en muchas familias y donde, el único objetivo, es la mayor protección para su hijo. "No se trata de una enfermedad, sino de una condición médica crónica que se manifiesta de múltiples maneras", explican Pilar Zardaín y Gema Trelles, psicólogas de la Asociación Asperger Asturias, la entidad que agrupa a las familias.

Los afectados presentan dificultades para integrarse en la sociedad, para mantener las relaciones sociales. Les resulta difícil tener amigos y les cuesta asumir los usos habituales en la sociedad.
¿Cual es tu mejor amigo de clase? Todos. Es una respuesta, real, de un niño con este trastorno de la personalidad que le acompañará toda su vida. Son personas con comportamientos poco flexibles ante los cambios. Pero también se expresan con normalidad, su coeficiente intelectual nunca es inferior a 80 y suelen disfrutar de un mundo interior muy rico, que apenas comparten. En la estela de los Asperger suele ir los adjetivos de excéntricos y raros.

Aunque, la realidad sea diferente. Ni excéntricos ni raros, sólo peculiares. Y con buen corazón. "Son buenos y honestos; les cuesta asumir que hay gente que se porte mal y les haga daño. Suelen rebelarse contra las injusticias", comenta el padre avilesino basándose en la experiencia de su hijo y la de otras familias. "Junto con su fama de raros y excéntricos se convierten en víctimas perfectas para el acoso", advierten las psicólogas.

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