El trastorno límite de la personalidad, es un trastorno dónde más
pronto que tarde, los médicos de familia se verán necesariamente involucrados en
las consecuencias de las conductas de estos pacientes. Son pacientes más
demandantes de lo habitual, con consultas a veces extravagantes, con implicación
y repercusión en el entorno familiar, que pone entre las cuerdas al más
experimentado galeno.
Se suelen mostrar como víctimas y culpabilizan a los demás de sus desgracias.
De entrada son pacientes inestables tanto en emociones como en la forma de
actuar, sin medir las consecuencias de sus actos, que pueden conllevar conductas
de riesgo, por lo que generan mucha conflictividad en el entorno familiar,
laboral y socio-sanitario.
Muchos de ellos se pueden etiquetar de pacientes difíciles, más si, a todo esto,
añadimos otras comorbilidades asociadas que sufren.
La relación con los profesionales es muy complicada, tan pronto te ensalzan tus
virtudes, como te cuestionan tu forma de trabajar, se muestran hostiles si no se
les satisface sus demandas, y por su impulsividad descontrolada pueden estallar
en la consulta y perder las formas, generando en nosotros mucho malestar e
incertidumbre.
Como cualquier otro trastorno de la personalidad cumple una serie de requisitos
fundamentales que en su día Quintero y cols, mencionaron y que comprenden entre
otros: Rasgos muy arraigados e inflexibles, egosintónicos, que se mantienen
durante mucho tiempo, tienen patrones de conducta muy desadaptativos, arrastran
mucho sufrimiento personal tanto propio como de terceros, con mal funcionamiento
personal en general.
El Trastorno Límite de Personalidad se caracteriza por un patrón general de
inestabilidad en la regulación afectiva, control de impulsos, relaciones
interpersonales y autoimagen, causando un grave deterioro funcional de los
afectados, además de un elevado uso de los recursos de salud mental.
Leer texto completo del estudio en nuestra sección de noticias
Autores: Fortes Álvarez JL, Sánchez Cabezudo A, Antequera Iglesias J
Fuente: www.revistafml.es
miércoles, 29 de agosto de 2012
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